Nos encontramos en un punto de inflexión que llama la atención sobre la importancia de tomar acción para reducir la crisis medioambiental en todo el planeta, situación que ha impulsado, entre muchas otras cosas, la implementación de estrategias de negocio volcadas en buscar soluciones más sostenibles, visiones empresariales más enfocadas a la generación de valor, y consumidores más conscientes de la relevancia de tener hábitos de consumo más amigables con el entorno.  

Ejemplo de esto, es la creciente exigencia de los consumidores por hacer uso y/o adquirir productos de fuentes renovables y reutilizables; de hecho, según un estudio de sostenibilidad realizado por Smurfit Kappa en alianza con el Financial Times, el 61% de los consumidores espera que las marcas que compran tengan prácticas claras de sostenibilidad, y el 55% de ellos han comprado un producto, específicamente, por tener un empaque reutilizable.

Y estás no son las únicas cifras que lo confirman, de acuerdo con los hallazgos del Estudio Global del Consumidor 2020 realizado por IBM, un 57% de los consumidores estarían dispuestos a cambiar sus hábitos de compra para ayudar a reducir el impacto ambiental negativo, y un 85% dejarían de comprar sus productos preferidos, si no concuerdan con las decisiones sociales, políticas o éticas de la marca.

Bajo este contexto, es claro que la discusión en materia de sostenibilidad será cada vez más recurrente y necesitará del trabajo mancomunado entre empresas, academia y consumidores para establecer dinámicas más alineadas con estas nuevas tendencias; nosotros en Colombates lo hemos entendido así, razón por la cual, procuramos establecer y mantener un portafolio de soluciones a base de papel que agreguen valor en lo económico, lo social y lo ambiental. 

Para lograrlo, hemos identificado algunas premisas que apalancan este propósito considerando los intereses de los consumidores: 

Innovar y volver a innovar

La primera de ellas es la innovación. Es importante siempre buscar oportunidades de mejora en nuestros productos, de la mano de estas nuevas necesidades. Para ello, es fundamental tanto el estudio constante de las nuevas necesidades del consumidor, como la implementación de nuevas tecnologías en la cadena de producción que respondan satisfactoriamente a ellas.

Y es que el proceso de innovación en lo que se refiere a la sostenibilidad debe ser constante y en línea con los cambios que surgen en las modalidades de compra, para así establecer una relación más cercana con los consumidores y reforzar nuestra posición como ciudadanos corporativos, comprometidos en ofrecer avances que respondan a sus necesidades y expectativas.

Para poner un ejemplo, en el caso de Colombates, hemos identificado que los consumidores son cada vez más conscientes de los impactos a largo plazo que pueden tener sus elecciones y evalúan el valor económico, social y ambiental que generan las marcas. En ese sentido, estamos trabajando para fortalecer nuestras prácticas de sostenibilidad y utilizar materiales reciclados que permitan conectar con las dinámicas del mercado y las expectativas de los consumidores.

Vale la pena aclarar que el proceso de innovación debe ser continuo. Los consumidores cambian regularmente y están atraídos por nuevas modas, impulsadas incluso más por la sociedad de la información en la que vivimos. Ellos están a un clic de conocer los nuevos avances y las ofertas de otras marcas en materia de sostenibilidad, por lo cual, se debe actuar con rapidez y estar siempre un paso por delante para captar su atención.  

Adaptarse rápidamente 

De la mano de la innovación, encontramos la capacidad de adaptación. Esta segunda premisa reconoce, sobre todo, el desarrollo de productos que responden a cambios repentinos en el proceso de compra de los consumidores ya sea por un factor interno o externo. Ante determinadas situaciones inesperadas, esto será imprescindible para responder a las tendencias y mantener nuestro negocio bien posicionado. 

Uno de los casos de adaptación más recientes es el del auge del eCommerce, que según cifras de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico reportó, hasta el mes de agosto, ventas de 17$ billones. Este crecimiento acelerado, por factores como la pandemia y el incremento de nuevas tecnologías, trajo consigo retos en la cadena logística y, además, impulsó el cambio de conciencia en los consumidores, quienes ya esperaban productos entregados en empaques fabricados a partir de materiales reciclados o biodegradables.

Como resultado, las marcas tuvieron que adaptarse a usar empaques que cumplieran con requerimientos base (como la resistencia, el diseño y la alta demanda) y que además fueran 100% sostenibles y cuidadosos con el medio ambiente. 

Aquellas organizaciones que entendieron este cambio de mentalidad y respondieron rápidamente lograron mantener su negocio vigente, y además usaron el empaque para comunicar la prioridad que brindan a temas medioambientales. De hecho, vimos como marcas que habían abandonado el uso del papel volvieron a utilizar empaques de este producto para responder a las demandas de sostenibilidad de sus clientes y complementar su oferta de valor como marcas responsables.

Volver la sostenibilidad el centro de la oferta de valor  

A lo largo de este blog, hemos visto cómo la sostenibilidad se ha incorporado en los nuevos hábitos de consumo. Así pues, hemos comprendido que innovar y anticipar son claves para responder a estas exigencias, conectar con los clientes, y complementar aquellas estrategias corporativas para actuar de forma responsable con el planeta. Todo ello, nos lleva a nuestra última premisa: volver la sostenibilidad parte central de nuestra oferta de valor.

En el caso de Colombates, aplicar este punto significa llevar la sostenibilidad en cada fibra y convertirla en parte fundamental de nuestro ADN, no solo a través de un catálogo de soluciones, sino también en nuestra manera de actuar respecto al entorno en el que desempeñamos nuestras actividades y en la visión a futuro que tenemos como ciudadanos corporativos.

La realidad es que la sostenibilidad llegó para quedarse y ha transformado tanto a consumidores como a productores. En ese sentido, las empresas deberán responder a las nuevas exigencias de consumo, que denotan una preferencia hacia marcas que implementan y comunican estrategias verdes; y aprovechar las múltiples ventajas que ofrece la sostenibilidad como lo es la creación de un lazo especial con el consumidor, quien ve – en lo que somos como organización – un reflejo de sus valores y su compromiso con el entorno.